Opinión

Como nos cantaba Cecilia, qué pasa en esta España mía/ en esta España nuestra /De tu santa siesta/, ahora te despiertan versos de poetas/ ¿Dónde están tus ojos?/, ¿dónde están tus manos?/ ¿dónde tu cabeza?/Mi querida España/, esta España mía….

Me había prometido a mí mismo no volver a importunarles hasta la “noche de marras” del próximo 23 a 24/7, a fin de comentar cuantías de resultados, pero la publicación del programa electoral del PSOE, así como sus soflamas, han influido en forma contraria a cambiar de intención.

Desde lejos, Feijóo, gana presencia.  Ser presidente de una Comunidad Autónoma te da una posición muy cómoda, es sin duda una tribuna ideal para vender las bondades de tu tierra, dar esa imagen de buen gestor, de líder, así se veía a Núñez Feijóo con sus numerosas mayorías absolutas en Galicia.

"El sufrimiento del otro no puede dejarme indiferente. Sería una especie de enfermedad no curada, la manifestación de una incapacidad para superar la enfermedad. Para decirlo de manera más precisa, este sufrimiento, este clamor, nos desafía y nos llama. El sufrimiento del otro nos exige, nos interpela. Nos pide que respondamos, que no permanezcamos pasivos, que no nos acomodemos en la indiferencia. El sufrimiento del otro es una llamada a la responsabilidad. Enfrentarlo es tomar conciencia de nuestra humanidad compartida y actuar en consecuencia"

Emmanuel Levinas, 'Humanismo del otro hombre'

El vocablo introspección poco utilizado fuera de su especialidad, significa según el Instituto Europeo de Psicología Positiva, aplicado al caso que nos ocupa: un mirar adentro reflexivo, teniendo en cuenta que su pasado va a ser parte de un proceso que comienza tempestuoso a principios de 2020, mediante un extraño gobierno de apoyos y coalición.

Los clásicos enseñan que la forma de libertad humana más perfecta resulta la “libertas”. Su práctica otorga “señorío”, esto es: dominio sobre sí mismo, saber priorizar entre lo contingente y lo necesario, y capacidad para elegir lo mejor y más conveniente posible. 

Hay episodios que nos retratan, han pasado tantas veces, que por ello pasan a considerarse parte del paisaje, es normal insultar al árbitro, vamos, es ya hasta de nuestras tradiciones con más arraigo, como si ello fuera dentro del precio de la entrada.

Hace más ruido un árbol que cae, que un bosque que crece. ¿Dónde radica el secreto de España por el que todavía resiste para no caer presa del caos y anarquía social?