La Galería Siboney, en Santander, acogerá la muestra de Chema Madoz del 9 de mayo al 30 de junio
La exposición exhibe 12 fotografías sobre la navegación del autor por la poesía visual

La Galería Siboney, en Santander, acogerá la muestra de Chema Madoz del 9 de mayo al 30 de junio, lo que supone su regreso en plena celebración de su 40 aniversario.
El espectador disfrutará de un sutil juego de paradojas y metáforas que desprenden las imágenes de Madoz, quien realizó su primera colaboración con la galería en 1996, con una exposición individual en el antiguo espacio de Castelar.
El espacio mostrará 12 creaciones trazan un retablo fotográfico muy reciente de esa mirada única de Chema Madoz y su navegación por la poesía visual con el GPS del talento y la indagación. Tras la antológica exhibida durante meses en las Naves de Gamazo de la Fundación Enaire, Madoz presenta fotografías con objetos en los que habita la vida y surgen nuevas dimensiones y significados por medio de relatos que nacen de yuxtaposiciones de un imaginario cargado de revelaciones.

Ligada a la celebración de PHotoEspaña Santander, la muestra contiene una selección de obras de las que buena parte están fechadas en 2022 y 2023.
En ellas siempre hay una poética agazapada que sale a la luz entre sombras, entre la reflexión y el asombro, entre la aparente desnudez del objeto y la profunda conmoción visual que la creación del artista deja a la intemperie. Siempre sin cartelas explicativas ni nombres o referencias, para que la interrelación de la obra y el espectador sea “limpia, abierta y directa”, todas las piezas expuestas aluden a los múltiples significados de las cosas y a los caminos abiertos tras la primera impresión. Misterio y hallazgo.
En su regreso a Santander el artista muestra imágenes como la superposición de una partitura y un telar, el perchero con calavera, o la golondrina insertada en la diana, entre otras conexiones insólitas entre elementos naturales y objetos, en una invitación a ver el mundo con otros ojos.
Son obras que parecen nacer de una mirada inocente, incontaminada, posada sobre los secretos de lo cotidiano, sobre lo que percibimos y no vemos, que abren las puertas secretas de las sorpresas que se esconden en los objetos cercanos.
Chema Madoz cuestiona la funcionalidad del objeto, los mecanismos que unen la forma y la función, la cadena de las causas y los efectos. El objeto conocido ha renunciado a su naturaleza, ha estallado”.
Como subraya el crítico y ensayista Gabriel Rodríguez, “en las fotografías de Madoz nuestros esquemas lógicos no nos habían dejado ver. Son sorpresas instantáneas, emergencias, que, como en el humor, atentan contra las cadenas de la causalidad lógica. No hay historias, no hay desarrollo diegético, no hay lógica, no hay lenguaje, lo que hay es una intensa complicidad con el espectador planteada al margen del universo simbólico”.
Metáforas
Es ese mundo de imágenes poéticas, como indica Gabriel Rodríguez, «en el que parece que se ha roto toda normativa, en el mismo sentido en el que la poesía lingüística necesita atentar contra el orden del lenguaje. En sus obras hay cadencias que nos recuerdan a las metáforas, las metonimias, las paradojas, las sinestesias, porque pertenecen al mismo territorio de relaciones analógicas. Son imágenes que se entienden; de un solo golpe de vista, pero sobre las que se podría reflexionar durante horas”.

«Para mí es importante guiarme por mi propia percepción y no limitarme a pasar a imagen la palabra. Lo que me interesa es la idea de hallazgo, de descubrimiento, de percibir el misterio en lo cotidiano», confiesa Madoz.
Frente a un presente desbordante de imágenes, el fotógrafo es partidario de que el espectador “saboree la imagen, de analizarla con un poco más de tranquilidad”.
El azar es uno de los principales componentes de su creación, consciente de que a las imágenes, que juegan a partir de la lógica, se suma siempre una vuelta de tuerca a la mirada que nos enfrenta a los objetos, a la realidad.