jueves. 25.04.2024
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Opinión

La política del metaverso

Son tiempos donde lo importante es lo que parece, aunque no tenga nada que ver con la realidad. 

La política del metaverso

Si hay un incendio rápidamente dar la impresión que se van a poner los medios para que no vuelva a suceder, después de unos meses nada ha cambiado, pero el mensaje ya ha sido sembrado como si se hubiera hecho un gran esfuerzo.

Si lo que sucede es un caso de corrupción, bueno, quien dice uno dice cien, pues rápidamente salimos a los medios, condenando enérgicamente a los que antes eran amigos del alma, y se proponen medidas legislativas, para que nunca más se pueda meter la mano en el cajón… bueno, hasta que esto pase al olvido, que esos golpes de pecho tienen que parecer los más sinceros posibles. 

Si la economía se nos está estropeando, la inflación nos está jorobando y robando silenciosamente nuestros ahorros e incluso tantos proyectos de futuro, aquí hay que hacerlo a cámara lenta, que no se note demasiado el cambio.

Lo primero es negar la evidencia, es algo pasajero, una situación coyuntural, si se puede echar la culpa a un agente, externo, miel sobre hojuelas. Europa vale de comodín, si hay una guerra, se le echa la culpa hasta de que pasa tarde el camión de la basura a 30.000 kilómetros.

Cuando ya no se puede seguir negando esa evidencia, entonces se presentan unas medidas cosméticas, de esas de la política ficción, nada por aquí, nada por allí, unos impuestos de esos que no se ven, como no deflactar la inflación, en la tabla del Impuesto de la Renta de las Personas Físicas (IRPF), esto es, deflactar sirve para que, cuando se suben los salarios por el aumento de la inflación, no se tengan que pagar más impuestos,  recaudar mucho más por el Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA), y dar unos céntimos, igual al que tiene un Ferrari y el dinero por castigo, que al que no le llega para pagar la gasolina para ir al curro.

Lo importante, que los medios amigos, “los profesionales” que buscan puestos a la sombra del poder, que la situación está muy complicada y un puesto de jefe de gabinete, de asesor, o incluso, de asesor del asesor, se valora mucho; ya se sabe que más vale un buen amigo, que cuarenta grados, licenciaturas, másteres y varios doctorados.

Estos llamados en otros tiempos “estómagos agradecidos”, ahora en los medios progubernamentales; eso sí, siempre los ha habido y lo que es peor, posiblemente siempre los habrá, porque al que manda, al poder, nunca le faltan vasallos que le defiendan, la historia, fuente de sabiduría, nos los ha enseñado.

Esta política del metaverso se repite en tantas facetas, que si se tuvieran que describir todas, en lugar de un artículo, harían falta varios libros para contarlo. Si es la violencia de género, modificación legislativa al canto, si es un crimen que conmueve a la población, el endurecimiento de las penas, cadena…, si es periodo electoral, entonces, licencia para mentir, para describir un mundo paralelo, donde los buenos siempre son los tuyos y los malos, los malos son buenos de otros….

Cierto que es muy injusto decir que todos son iguales, que ellos tienen familia y amigos, y es verdad, seguro que los hay muy nobles y honrados, pero cuánto cuesta encontrarlos, es buscar la aguja en el pajar, y es  que,  “es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja, que un poderoso, no sea el que gobierne en la sombra…”

Mientras, a nosotros siempre nos echan una de romanos, y miramos a la pantalla donde se ven los yates, las grandes fiestas, los cotilleos de la saga de la Pantoja y Jurado, el Madrid ha vuelto a ganar la Champions, y luego nos hablan de cambios…

El currito a su trabajo, el rico a disfrutar, que hay gente pa tó, pero que mal repartido está el mundo y si quieres hacer justicia social puedes ser declarado peligro nacional por desacato a la autoridad, que siempre ha habido quien manda y quien obedece, quien trabaja y quien se lo lleva crudo. 

A ver si a alguno le va a dar por cambiar este hermoso sistema que mantiene el contrato social que dice, unos nacidos para sufrir y otros nacidos para  disfrutar… pero a través del engaño de creer que el yate y el Ferrari también pueden llegar a ser nuestros. Vil mental, unos toda una vida trabajando para pagar la hipoteca que les dé un proyecto de futuro, y otros consumiendo a dos carrillos. Al final nos dicen que todos somos iguales y que el cambio climático será culpa de los que disfrutan a través del metaverso que les enseñan los que mandan.

Ahora bien, no estaría mal antes de condenar en un juicio, sumarísimo, a todo cargo público, pensar en cómo actuaríamos nosotros en su lugar, si seríamos capaces de hacerlo mejor, eso sí, no teniendo nuestro ego tal alto, que ni los pies nos toquen el suelo.

Vienen tiempos de muchas elecciones, donde se promete tanto como se incumple. La política del metaverso estará en todo su esplendor, donde la ficción y la realidad se confunden, o eso es lo que intentan, convencernos de que vivimos en mundo paralelo, para que no les pidamos, lo que nos corresponde en este.