jueves. 25.04.2024
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Opinión

La corrupción en el fútbol y un respeto al árbitro

Árbitro ladrón, árbitro comprado… Esto es lo mejor que puede oír el juez en un campo de fútbol, esto sí que es todo un clásico, la desconfianza hacia el trencilla.

La corrupción en el fútbol y un respeto al árbitro

El árbitro es un sujeto u objeto sospechoso. No ayudaba su antigua vestimenta de negro zaino, que parecía un enterrador con pantalón corto, ello ya daba mucha desconfianza.

Mas si pitaba dos fuera de banda a favor del equipo contrario, los improperios se podían oír desde el gallinero del estadio, si el penalti no es claro y lo pita a favor del equipo forastero, entonces…; ay, entonces, lo más guapo que le gritan es poner a su familia de vuelta y media, empezando por su señora madre, incluso sacan los pañuelos como en los toros pidiendo la oreja, pero, la del pobre árbitro. Hay que tener afición para aguantar todo esto y más.

Si ya el sentir popular tiene lo suyo, solo nos faltaba que aparecieran pruebas de la compra de los mismos, o al menos el intento durante muchos años de llevar voluntades arbitrales hacia tus colores, mediante el pago de favores con el cheque mensual al número dos del estamento arbitral.

Qué injusto y qué duro, para aquellos chavales que se pasean por los campos de fútbol de regional, o infantiles y juveniles, donde hay progenitores que mejor vieran los partidos a través de un plasma, para no avergonzar a sus propios familiares.

Estos corruptos, los que compran y los que se venden, qué daño hacen sembrando la duda de que por unos favores o unos euros, el penalti es más claro para su equipo. En la vida hay de todo, pero tengo la convicción de que entre los árbitros hay un porcentaje de más gente honrada que en otros estamentos, y no quiero señalar a nadie, pero todos miramos hacia los que mucho hablan y poco hacen.

Lo mejor es no esconderse detrás del “y tú más”, transparencia, claridad y taquígrafos, dar la cara, aunque se corra el riesgo de que algunos energúmenos, te la puedan partir. La mentira y el engaño suelen ser un mal equipo para jugar con su camiseta, con estos ni a por euros, que venden hasta su…

Quiero romper una lanza, o muchas, por el colectivo arbitral, sobre todo por los de abajo, mostrar mi admiración por quien tiene vocación de hacer justicia, de dar a cada uno lo que le pertenece. Estimados árbitros son ustedes muy grandes, y la sociedad muchas veces injusta con vuestra labor. 

Sí al que se le calienta la boca y se le congela el cerebro os insulta, pagando frustraciones propias, escondido entre la masa, como el cobarde que es, saber que en la sociedad siempre hay tontos de remate, aunque sean capaces de dar   una patada a un balón de Nívea. Piensan, que los demás son torpes y  los suyos  Messi o Pelé, Vinicius o Dembélé. La vida suele ser muchas veces el verdadero juez y con el tiempo encontrarán la horma de su zapato. Vaya desgracia, ir de listo por la vida, cuando todos ven la realidad.

Por todo ello y por mucho más, que tampoco se trata de cansar al personal contándole lo que ya sabe. Que tu silbato siga sonando con esa melodía que reparte justicia, e incluso, con el derecho a la equivocación, el que no se equivoca, es porque está criando malvas. 

A quien corresponda, que lave los trapos sucios, que dejen fuera de juego a los tramposos, que hay mucha buena gente por estos campos de fútbol que alegran la vida dando patadas a un balón. A los que nos gusta el fútbol, disfrutamos de este bello deporte, de los remates imposibles, de los regates sin fin, de las paradas inverosímiles, de los cortes imperiales y, sin duda, de los buenos arbitrajes.

Señor árbitro, gracias por su labor, gracias por pasar desapercibido para que el espectáculo brille, gracias por hacer justicia por esos campos de Dios.