viernes. 19.04.2024
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¿En qué situación se encuentra el mercado laboral tras la pandemia?

Lo que ha ocurrido a nivel mundial en los últimos dos años ha impactado en todos los ámbitos de nuestra vida, y cómo no, ha tenido sus consecuencias en el mercado laboral. De pronto el mundo se paró.

¿En qué situación se encuentra el mercado laboral tras la pandemia?

Se cerraron comercios, la hostelería e incluso las fábricas y la construcción mandaron a sus trabajadores y trabajadoras confinadas a sus casas. Muchas personas perdieron sus empleos y fueron sobre todo los colectivos de jóvenes y mujeres los que más lo sufrieron.

A día de hoy, dos años después de la primera declaración de Estado de Alarma en nuestro país, se han recuperado los niveles de afiliación prepandemia. Incluso en algunas comunidades el dato es aún más optimista y supera el número de personas que estaban empleadas antes del estallido de la crisis pandémica. Podemos decir que nos encontramos en uno de los momentos más altos en relación al nivel de empleo.

Educación y sanidad, manufactura, administración, comercio y hostelería, son los sectores que acogen la mayor parte de personas empleadas en este país, y en su gran mayoría, se trata de empleos indefinidos a jornada completa. El hecho de que haya bajado el número de contratos temporales se debe sobre todo a que las personas con esta modalidad, como consecuencia de la pandemia, fueron despedidas y están en desempleo.

Los ERTEs por su parte han demostrado ser herramientas efectivas durante este tiempo ya que han evitado la destrucción de muchos puestos de trabajo y parece que han venido para quedarse.

Si analizamos la fotografía del desempleo, veremos que ha aumentado sobre todo el colectivo de mayores de 45 años y que ha descendido el número de jóvenes sin trabajo. Una de las principales razones que lo justifica es el envejecimiento de la población, ya que vivimos en un país donde la pirámide poblacional cada año engorda un poco más por su parte alta.

Este es uno de los principales problemas con el que nos encontramos y que explica en parte el desajuste entre oferta y demanda en el mercado laboral. Las ofertas nuevas de trabajo no cubiertas vienen anotando un notable crecimiento desde finales de 2020, y en el 2021 ya rozaban las 120.000, la cifra más alta de la última década.

Es el caso del sector metal, que conozco bastante bien, donde asistimos a un gran problema con el relevo generacional. Muchos puestos de trabajo de personas que se jubilan no se llegan a cubrir por falta de profesionales más jóvenes con una cualificación adecuada. Hay profesiones como la de herrero que se está perdiendo, y otras como calderería, soldadura o perfiles eléctricos que son muy difíciles de encontrar para las empresas.

Estos días estamos organizando una formación muy específica en Calderería y Tubería que tiene una tasa de inserción prácticamente del 100 por cien en las empresas del metal debido a su alta demanda. Sin embargo, desde la Federación Vizcaína de Empresas del Metal está costando muchísimo formar un grupo de 12 personas que estén interesadas.

Es necesario adecuar la formación en materia de empleo que se ofrece por parte de las administraciones a las necesidades de las empresas, teniendo en cuenta qué perfiles solicitan y con qué cualificación.

Asistimos a una polarización en el mercado laboral donde por una parte hay una gran demanda de perfiles muy cualificados y que son difíciles de encontrar, y por otra parte se están solicitando profesionales con poca cualificación con retribuciones salariales bajas.

El problema es que precisamente aquellas personas con un nivel de estudios medio se están quedando fuera del mercado laboral, y es precisamente a este colectivo al que hay que orientar hacia los empleos emergentes y ofrecerles una formación adecuada a las exigencias del mercado. La recualificación puede ser una solución para acabar con la cronificación del desempleo.

El parón de los flujos migratorios durante la pandemia es otra de las causas que dan respuesta a la escasez de mano de obra en algunos sectores como la hostelería, la construcción o la industria.

Así pues es necesario mejorar la empleabilidad de las personas desempleadas a través de una oferta formativa adaptada a las necesidades del mercado, sobre todo en aquellos empleos emergentes; necesitamos atraer a los colectivos más jóvenes hacia aquellos oficios que en muchos casos se están perdiendo y no encuentran relevo generacional; por su puesto que hay que contar con la experiencia, el conocimiento y la actitud de los perfiles senior y dejar atrás el edadismo; incorporar a la mujer en profesiones masculinizadas y romper estas barreras de género es fundamental para reducir el desajuste en el mercado laboral; y por último, esperar a que la pandemia remita, se recupere la normalidad, y vuelvan los flujos migratorios tan necesarios para rejuvenecer nuestra población y poder así cubrir puestos de trabajo que hoy en día quedan vacantes.