jueves. 18.04.2024
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El Cascanueces, algo más que un cuento de Navidad

Todos los años en las fechas navideñas llegan películas, teatro o ballet con historias fantásticas de duendes, hadas, animales juguetones y niños caprichosos en busca de su mejor regalo

El Cascanueces, algo más que un cuento de Navidad

Es inevitable, y seguirá por mucho tiempo  mientras los niños quieran soñar y disfrutar con leyendas y misterios que les animen en noches de invierno e ilusión.

A lo largo del tiempo, la literatura, la música, el cine y el teatro se han rendido a esa demanda de fantasía creando obras que han ido perdurando, unas con más fortuna que otras. Pero hay una de ellas que sobresale en éxito y popularidad: la fantástica historia de El Cascanueces, el juguete de madera que cobra vida y acompañará a la joven protagonista en una aventura donde lo real se mezcla con los sueños.

Todo surgió de la privilegiada cabeza del escritor y compositor prusiano E. T. A. Hoffman (1776-1822) gran músico y literato, autor de grandes obras literarias, musicales y cuentos fantásticos. Sus obras tienen gran dificultad escénica e intensidad psicológica, por lo que muchas de ellas han sido llevadas al cine donde es más factible reflejar sus historias. Entre sus muchas obras fantásticas destacan “Los cuentos de Hoffman” – llevada al cine y a la ópera -, y “El Cascanueces y el rey de los ratones” que es el cuento que más versiones ha tenido en el cine y, sobre todo, por el famoso ballet de Tchaikovsky “El cascanueces”.

Hoffman escribió su cuento “El cascanueces y el rey de los ratones” en 1816 y trata sobre el nuevo juguete que la joven Marie recibe la noche de Navidad, un cascanueces, que cobra vida y llevará a la joven a un reino mágico poblado de muñecos. La realidad y el sueño se mezclarán. Estos ingredientes eran un caramelo para escritores y músicos. Así, en 1844 Alejandro Dumas se basó en la historia original para escribir “Historia de un cascanueces”, cambiando el nombre de algunos personajes, y en 1892 Tchaikovsky compuso su ballet “El cascanueces”, una joya que se ha convertido en el más popular para ser representado en época navideña.

El cine tiene varias versiones del cuento, destacan “El príncipe Cascanueces”, película canadiense de animación de 1990 dirigida por Paul Schibli, y la norteamericana “El cascanueces y los cuatro reinos” estrenada en 2018 y con un reparto donde destacan Mackenzie Foy como Clara, Tom Sweet como Fritz o Morgan Freeman como Drosselmeyer.

El ballet, por su parte, fue estrenado el 18 de diciembre de 1892 en el teatro Mariinski de San Petersburgo. Es el tercero de los ballets compuesto por Tchaikovsky con la coreografía original de Marius Petipa y Lev Ivanov, basado en el libro de Alejandro Dumas que escribió sobre el original de Hoffman.

Es habitual que la mayoría de auditorios y teatros reservan fechas para su programación, seguros siempre de su indudable demanda y éxito de público. Hay muchas producciones escénicas en vigor, la mayoría basadas en el original ruso, y algunas otras nuevas producciones más modernas y espectaculares.

Entre estas nuevas creaciones destaca, sin duda, la estrenada en 1984 por el coreógrafo Peter Wright para el Royal Ballet de Londres, de tal nivel escénico que todos los grandes bailarines lo han querido interpretar. Por su gran éxito, el Royal Ballet ha llegado a hacer dos grabaciones en DVD de esta producción, en 2016 y 2018, ambas con las principales estrellas de la casa, siendo aún mejor la de 2018 con Marianela Núñez como el Hada de Azúcar, Vadim Muntagirov como el Príncipe o Marcelino Sambé como Hans, el cascanueces.

Y Santander no ha querido ser menos y tiene programados en el Palacio de Festivales dos funciones para el día 18 de diciembre a cargo del Ballet Nacional Ruso que dirige Sergei Radchenko. Son producciones bastante más modestas y sin orquesta en directo, pero seguro que hará disfrutar al público que llena las salas siempre que hay ballet, hay “hambre de ballet”.

Algún día conseguiremos que las representaciones de danza se hagan con la máxima calidad y con orquesta en el foso. Soñar es gratis, es Navidad.