El STEC denuncia servicios educativos externalizados cuyos trabajadores no llegan a fin de mes

El sindicato STEC ha denunciado hoy, jueves, que existen servicios educativos externalizados cuyos trabajadores no llegan a fin de mes.

De hecho, indicaron que la labor de los Técnicos Superiores de Educación Infantil (TSEIs) o el Refuerzo Educativo Complementario (PREC) están precarizadas hasta límites insostenibles.

Desde STEC han presentado varias propuestas con memoria económica, de incorporación a los presupuestos de distintas partidas para la extensión de la bajada de ratios a todas las etapas, la adecuación retributiva y horaria, un complemento para el profesorado de Formación profesional (FP) que no se haya podido integrar en el grupo A1 que garantice el principio de “igual trabajo, igual salario”, la extensión de las aulas de un año con pareja docente (maestro y TSEI), mejora de las rutas de transporte escolar, así como progresos para las TSEI y otros trabajadores de servicios “externalizados” como el PREC.

Los trabajadores del PREC

El proyecto de Refuerzo Educativo Complementario cumple este curso 20 años en los colegios e institutos, desarrollando una labor fundamental para el alumnado con obstáculos en su aprendizaje o en su entorno social o familiar. Por las tardes, durante dos horas diarias, en grupos de enorme complejidad porque juntan alumnado con dificultades de distintos cursos y materias, se trabaja para reforzar y mejorar el proceso de aprendizaje y los resultados académicos.

Esos 300 trabajadores, con formación universitaria y un desempeño fundamental contra el fracaso educativo, están cobrando menos de 2.300 euros al año, menos por hora de lo que se cobra en una clase particular individualizada, cuando están trabajando con una decena de alumnos a la vez.

“De esta forma, gastan la mayor parte de su salario simplemente en la gasolina de desplazarse al centro cada día. Lógicamente, cuando se encuentra cualquier otro empleo, el trabajador abandona el PREC, impidiendo cualquier estabilidad en el proceso de enseñanza-aprendizaje de estas sesiones”, matizan.

Para entender cómo se ha llegado a este nivel de precariedad laboral en el sistema educativo, hay que explicar que se trata de un servicio externalizado, en manos de una empresa como la castellana Aresti Barca, que se queda buena parte de los fondos simplemente por seleccionar al personal e impartir un curso de 10 horas de formación telemática. “De hecho, el año que decayó la empresa gestora, el salario de los docentes pasó a duplicarse largamente”, remarca el sindicato.

La propuesta del STEC pasa por el hecho de que este servicio se gestione desde la propia Administración pública y la partida íntegra recaiga en sus trabajadores para estar remunerada dignamente.

Sin SMI

Las Técnicos Superiores de Educación Infantil, un empleo muy feminizado, llevan a cabo una función asistencial y educativa en las aulas de uno y dos años del primer ciclo de Educación Infantil.

Pese a que todas ellas realizan las mismas funciones en el mismo horario, su contratación está dividida entre la Sociedad Regional de Educación, dependiente de la Consejería, ayuntamientos, otra consejería, Presidencia, y también empresas en las que se ha externalizado el servicio, como la asturiana Kiriku.

Como suele ocurrir, son las trabajadoras dependientes de la empresa privada las que peores condiciones tienen, sobreviviendo con menos de 1.000 euros al mes, sin ninguna atribución horaria para coordinar las labores educativas.

El STEC entiende que el primer paso es unificar ese galimatías administrativo que sólo beneficia a la empresa privada que explota a las trabajadoras, en una gestión única con condiciones mejoradas.

Además, recientemente, el consejero de Educación, Sergio Silva (PP), presentó el proyecto de presupuesto para su departamento en el año 2024, sobre el que hay que aclarar que no muestra ningún compromiso gubernamental con la educación como ha querido venderse, al contrario: si descontamos lo referente a la nueva competencia de Universidades, supone el menor incremento en el último lustro, un 2’8 por ciento.

“Eso sí, mientras se reduce el gasto en funcionamiento de centros, la partida de inversiones, aumenta en 10 millones los conciertos a la privada”, señalan.