jueves. 28.03.2024
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CRÍTICA

La Sinfónica de Amberes, un adagio romántico para tiempos de guerra

El Palacio de Festivales acogió a la Orquesta Sinfónica de Amberes, dirigida por Elim Chan

Orquesta Sinfónica de Amberes. Ángel Camarero
Orquesta Sinfónica de Amberes. Ángel Camarero
La Sinfónica de Amberes, un adagio romántico para tiempos de guerra

FICHA:

-Orquesta Sinfónica de Amberes. Directora: Elim Chan. Violonchelo solista: Pablo Ferrández.

-Obras de Glinka, Tchaikovsky y Rachmaninov

-Palacio de Festivales de Cantabria, Sala Argenta. Viernes 24 de febrero de 2023.

 -Calificación (sobre 5): ****

Ha sido casualidad que el debut de la Orquesta Sinfónica de Amberes en el Palacio de Festivales coincidiera con el primer aniversario del inicio de la invasión rusa sobre Ucrania y el director Gerente de la orquesta quiso recordarlo con un minuto de silencio antes del inicio, en memoria de tantas víctimas que aún sufren el horror de la guerra.

Si la orquesta belga hacía su presentación en Santander, después de pasar también por Madrid, Zaragoza y Barcelona, a su directora titular Elim Chan ya tuvimos ocasión de admirar su trabajo el pasado mes de agosto en el concierto que ofreció al frente de la Sinfónica del Principado de Asturias dentro de la programación del FIS y que dejó tan buen sabor de boca. Es una directora meticulosa, de gesto conciso, sin aspavientos, muy detallista con cada sección orquestal y que consigue extraer la sonoridad que ha hecho reconocible a la orquesta de Flandes.

Desde el inicio ya dejó patente su impronta con la vibrante Obertura de la ópera 'Ruslán y Luzmila' de Glinka, con sonidos compactos aunque tal vez con tiempos algo más rápidos de lo necesario.

Más atinados estuvieron con las 'Variaciones rococó para violonchelo' op. 33 de Tchaikovsky, que tuvo de solista, de nuevo, a Pablo Ferrández. Y decimos “de nuevo” porque también tuvimos ocasión de escucharle con esta misma obra en la inauguración del FIS de 2020, recién salidos del confinamiento, junto también a la Orquesta del Principado de Asturias, con quien mantiene una larga relación artística en continuas colaboraciones. Es un músico de una técnica muy sólida que ha hecho de esta obra su caballo de batalla, lleva años interpretándola y cada vez con mayor sentido de la musicalidad y lirismo.

Tanto a la directora como al solista se les nota una compenetración perfecta; Elim Chan sabe acompasar a la orquesta con los tiempos del madrileño, consiguiendo una concertación muy medida. La versión de Ferrández, que tocó con el violoncello Stradivarius “Archinto” de 1689, ha ido evolucionando hacia un estilo más pausado, más lírico, y consigue momentos de musicalidad exquisitos, con notas en pianísimo que casi cortan el aire, como en la variación sexta, 'Andante', todo un ejemplo de sensibilidad. El final en 'Coda', dejó patente esa solidez técnica y la plena conjunción con la orquesta.

El plato fuerte orquestal vino con la Segunda Sinfonía de 'Rachmaninov, op. 27', reflejo de los momentos de angustia que el compositor pasaba en la época de su estreno en 1908. Como bien dice el profesor Jesús Ferrer Cayón en las notas al programa, cada uno de los cuatro movimientos contienen una de las más bellas e inspiradas melodías de Rachmaninov. La orquesta ha conseguido un dominio total sobre la obra, destacan las cuerdas graves, estupendo sonido de los cellos y violines segundos.

Los dos primeros movimientos fueron ejecutados con sonidos compactos, dando paso al famoso tercer movimiento 'Adagio', que fue lo mejor de la noche, puro sentimiento romántico, pleno de sensibilidad musical. Y el final con un 'Allegro vivace' en perfecta concertación. Daba gusto ver dirigir a Elim Chan de forma pausada, a veces sin la batuta, solo con el elegante movimiento de sus manos, marcando los tiempos de una orquesta que ha hecho suya.

Dado el éxito del público, de propina nos regalaron una brillante versión de la Danza Rusa de 'El Cascanueces' de Tchaikovsky, como final del primer concierto del ciclo sinfónico del Palacio.