martes. 23.04.2024
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CRÍTICA

Magallanes y Elcano, una odisea de pesadilla

El Palacio de Festivales de Cantabria acogió la representación a cargo del Teatro Clásico de Sevilla

Representación teatral del viaje.
Representación teatral del viaje.
Magallanes y Elcano, una odisea de pesadilla

FICHA:

-Teatro: ‘La Odisea de Magallanes-Elcano’. Teatro Clásico de Sevilla

-Dirección: Alfonso Zurro

-Intérpretes: Juan Motilla, Luis Alberto Domínguez, Manuel Rodríguez, Santi Rivera, Íñigo Núñez, Piermario Salerno, Fernando Laoz y Óscar Corrales.

-Producción: Barco Pirata Producciones, en colaboración con Teatros del Canal.

-Palacio de Festivales. Sala Pereda. Ocupación: Media entrada.

-Fecha: 30 de noviembre de 2022.

El pasado mes de septiembre se cumplieron 500 años del regreso a España de una de las expediciones más terribles de nuestra historia, el fin de la exploración que Fernando de Magallanes hizo a las Islas Molucas y abrir una nueva ruta comercial, conseguir dar la vuelta al mundo y así demostrar la redondez de la Tierra.

Este ha sido el motivo por el que la compañía de Teatro Clásico de Sevilla quiso llevar a la escena una aventura que se convirtió en una verdadera pesadilla. Un proyecto en colaboración con la Comisión del quinto Centenario de la Primera Vuelta al Mundo.

El historiador británico Felipe Fernández-Armesto, acaba de publicar el libro ‘Magallanes, más allá del mito’ (Espasa) donde pone luz a una travesía que fue problemática en su organización y su liderazgo desde sus inicios. El carácter del navegante portugués fue un constante creador de problemas que llevó a la muerte e insubordinación de la mayoría de los marineros y tripulantes que estaban al cargo de las cinco naves que iniciaron la epopeya.

Como ya sabemos, el propio Magallanes moría en combate en las islas Filipinas, en Cebú, en abril de 1521, y fue Elcano el que tomara su relevo y con mejor criterio, consiguió retornar a España, eso sí, con enormes dificultades y a salvo en una sola nave, la ‘Victoria’, de las cinco naos iniciales, y tan solo 18 supervivientes de los 239 que partieron en su origen. De esta forma fue Juan Sebastián Elcano quien completó la primera circunnavegación del globo.

El director Alfonso Zurro plasma en su obra teatral, de forma casi académica, todos los episodios del viaje, desde su inicio negociando con Carlos I para su aprobación y todas las vicisitudes de un proyecto que estuvo cargado de problemas. Ha querido que los textos de la obra fueran escritos por siete autores dramáticos andaluces, además de él mismo, dando vida a cada una de las situaciones y escenas.

Hay que reconocer la dificultad que conlleva trasladar a escena estos hechos, de ahí el mérito de los ocho actores que recrean a todos los personajes, en una obra de casi dos horas de mucho texto recitado y continuos cambios y movimientos de escena. Así, Juan Motilla encarna a un Magallanes algo hierático en sus formas y estático en escena; más activo está Luis Alberto Domínguez en su papel de Elcano, así como el resto del reparto que hacen un esfuerzo enorme para dar credibilidad a los distintos momentos de la aventura.

La escenografía, aun siendo sencilla, da vida a las diferentes etapas por las que pasó la expedición, desde tormentas, motines, ejecuciones, pasando por el frío extremo a su paso por el estrecho. Buena iluminación para recrear los ambientes del viaje y menos acertada el diseño musical que no potencia el drama en los momentos más trágicos.

Lo que podría ser una interesante lección de Historia, algo pesada, se convierte en un entretenido, a veces hasta divertido, viaje al pasado. Destaca la rapidez y facilidad con las que interpretan a infinidad de personajes, la numerosa tripulación, formada por hombres de distintas nacionalidades que provoca las risas del público con sus diferentes acentos.

El texto y la dramaturgia reconstruyen sobre la escena los tres años que duró el periplo con un narrador y los distintos cuadros que, si bien van hilados entre sí, los podemos contemplar como historias independientes. Son muchos los acontecimientos que se agolpan a un ritmo trepidante sin solución de continuidad.

Todo el equipo hace un gran trabajo escénico, a la altura de la epopeya que se narra, una aventura de locos, desde la pasión, la grandeza y el delirio. Excelente la coordinación y dirección dramatúrgica de Alfonso Zurro y un encomiable trabajo de todos los actores, un conjunto compacto en una labor nada sencilla con un esfuerzo titánico para recrear aquellos sucesos.

Un gran montaje teatral que recibe los aplausos del público ante una obra que intenta relatar casi al detalle un viaje convertido en una aventura que aun hoy es motivo de estudios y admiración.