sábado. 04.05.2024
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CRÍTICA

Don Gil de Alcalá se pasea triunfante en su estreno en Santander

El Palacio de Festivales de Cantabria acogió esta ópera con el Coro Lírico de Cantabria y la Orquesta Oviedo Filarmonía

Un momento de la representación de la obra
Un momento de la representación de la obra 'Don Gil de Alcalá'
Don Gil de Alcalá se pasea triunfante en su estreno en Santander

FICHA:

-Ópera: 'Don Gil de Alcalá'. Libreto y música: Manuel Penella

-Reparto: José Luis Sola, Don Gil; Sofía Esparza, Niña Estrella; Manel Esteve, Don Diego; Pablo Gálvez, Carrasquilla; Carlos Cosías, Chamaco; Carol García, Maya; César Marañón, Padre Magistral; Juan Laborería, Gobernador; Marina Pardo, Madre Abadesa.

-Dirección de Escena: Emilio Sagi. Escenografía: Daniel Bianco. Vestuario: Pepa Ojanguren. Iluminación: Eduardo Bravo. Producción del Festival de Teatro Lírico de Oviedo, 2017.

-Coro Lírico de Cantabria, directora: Elena Ramos.

-Orquesta Oviedo Filarmonía, dirección musical: Lucas Macías.

-Espacio: Palacio de Festivales, Sala Argenta: viernes, 19 de abril de 2024.

-Calificación (sobre 5): ****

En los tiempos líricos que vivimos, es difícil encontrar producciones donde la escena y la música vayan de la mano y todo fluya de forma brillante. Esto es lo que se ha producido en el ‘Don Gil de Alcalá’ que hemos podido ver estos días en Santander. Juntar la maestría teatral de Emilio Sagi y la maestría musical de Lucas Macías ha producido uno de los mayores éxitos líricos de los últimos años en la Sala Argenta del Palacio de Festivales.

Manuel Penella escribió y compuso su ‘Don Gil’ como una ópera homenaje a la larga tradición lírica española. Inspirada en ‘El sí de las niñas’ de Moratín, se estrenó en Barcelona en octubre de 1932 y posteriormente en Madrid en 1934, tiene un formato de ópera cómica con un libreto correcto pero suficiente para reflejar las costumbres que se vivían en el Virreinato de Nueva España del siglo XVIII.

Para esta producción original del Festival de Teatro Lírico de Oviedo de 2017, Emilio Sagi ideó una escena despojada de tipismos absurdos para reflejar la acción de forma sencilla pero clara y muy teatral, con una escenografía única de Daniel Bianco, la estupenda iluminación de Eduardo Bravo y el espléndido vestuario diseñado por la añorada Pepa Ojanguren.

Representación del espectáculo.
Representación del espectáculo.

A este perfecto engranaje escénico, se unió la maestría de la dirección musical de Lucas Macías al frente de una inspirada orquesta Oviedo Filarmonía, que con su brillante sección de cuerdas (fantásticos los cellos) y dos arpas hizo sonar la música de Penella que, por momentos, parecía una de las óperas del joven Mozart. Macías vuelve a demostrar que es un director meticuloso, a la vez que elegante en el gesto y siempre pendiente de los mínimos detalles, lo que siempre es garantía de musicalidad y concreción.

Todo el reparto sonó como un conjunto perfectamente engrasado. A destacar la estupenda Sofía Esparza como ‘Niña Estrella’, soprano lírica pura, de emisión y fraseo limpios, con técnica precisa para los accesos del registro central a la zona aguda que hizo que brillara en momentos estelares, como su romanza ‘Bendita cruz’ y en la famoso dúo habanera ‘Todas las mañanitas’ junto a Carol García, el mejor cuadro de toda la obra.

El ‘Don Gil’ del tenor José Luis Sola fue elegante en el canto y en el fraseo aunque sigue adoleciendo de falta de mayor registro sonoro sobre todo el la zona aguda. Estupendos los barítonos Manel Esteve como Don Diego, y Pablo Gálvez en su debut en el papel de Carrasquilla. Siempre destacables la pareja cómica de Carlos Cosías y Carol García, como ‘Chamaco’ y ‘Maya’, dominando unos papeles con gracia escénica y bien cantados. Buen trabajo de Juan Laborería como el ‘Gobernador’ y el debut escénico de César Marañón como el ‘Padre Magistral’, con buena impostación baritonal y gracia escénica. El resto del reparto en la misma línea de éxito.

De justicia es de señalar el trabajo realizado por el Coro Lírico de Cantabria, que de la meticulosa mano tanto de Sagi como de Lucas Macías, con dos semanas de intenso trabajo, han conseguido un resultado suficiente tanto escénico como musical, sonando empastados salvo ligeros desajustes propios de los nervios del estreno. El esfuerzo de ambos directores para con este coro amateur ha dado un buen resultado que se vería mejorado con un mayor rodaje en deseables futuras producciones líricas.

La orquesta Oviedo Filarmonía es siempre garantía de calidad, titular de la temporada lírica ovetense, posee una sección de cuerdas de sonido aterciopelado que con la dirección de Macías consigue momentos fantásticos como en el preludio y los intervalos musicales. Fue un acierto el poner a los músicos a la misma altura del patio de butacas, consiguiendo así un mejor efecto sonoro al estilo ópera de cámara.

Un gran éxito, con ovaciones y largos aplausos finales del público que salió encantado de una representación para el recuerdo. Al margen de los gustos personales hacia este tipo de repertorio, trabajos de este nivel son las que dan prestigio a un teatro y ayuda a crear nuevos aficionados a la lírica.