Tragando sapos

Viñeta sobre relación Marruecos y España. Antonio Vilela

Hay situaciones que pueden tener una base argumental, por la cual, aunque no estés de acuerdo, puedes comprender la posición de otros. Es cierto, que no todo es blanco o negro, que siempre hay matices.

Ahora bien, pasar del negro a blanquear todo lo que hace un Gobierno como el de Marruecos, cuesta entenderlo. No se han dado las explicaciones pertinentes, ni se darán; solo, vagas excusas en sede parlamentaria.

No sabemos la verdadera causa de la ruptura de los acuerdos con Argelia, para echarnos en los brazos del reino alauita, más conociendo las graves consecuencias que ello tiene con el suministro de una energía tan necesaria como el gas para nuestro país.  Otros, en este caso Italia, ha aprovechado rápidamente el hueco que España se ha hecho en su política exterior.

A estas alturas, a nadie se le escapa el valor que tiene nuestro flanco sur, en esa zona se encuentra la mayor debilidad del reino de España, ante lo que nos puede pasar por esas fronteras. Hace no mucho tiempo, hemos visto la muerte en la misma raya dentro y fuera de territorio español, lo que puede llamarse homicidio colectivo o asesinato a gran escala, pero nuestros máximos dirigentes a esta actuación la han denominado “una respuesta proporcional”.

La muerte de 27 migrantes, según fuentes oficiales, las extraoficiales triplican este número, ha sido enterrada en el olvido, por un gobierno del que se dice campeón en la lucha por derechos humanos y el más progresista de nuestra historia. 

Un escándalo tapa otro,  lo que ayer era noticia, mañana será recuerdo y pasado la historia de un denigrante olvido, esto es lo que ha sucedido. ¿Quién se acuerda hoy de aquellos muertos?, de los que ni tan siquiera se saben sus nombres, ni han sido entregados a sus familias, duermen eternamente en alguna fosa común, ya que nadie ha podido reclamar sus cuerpos, simplemente son parias de la tierra, sin patria, ni quien les llore.

Manifestaba el eurodiputado Juan Fernando López Aguilar y portavoz en PSOE, hay que relacionarse con Marruecos desde el respeto mutuo; tragando sapos, si hace falta”.  Parece que todo vale con tal de tener una buena relación con un vecino que mete miedo. Si que se tragan sapos y culebras que algunos pueden atragantar en su falta de ética y de respeto a los más elementales derechos humanos.

Se sabe que cuando dejas pasar injusticias tan flagrantes, se está abriendo la puerta a que se puedan cometer muchas y más. Que nos quieran convencer de que todo tiene un precio,  como “Marruecos es socio estratégico” y “es muy mala idea ofender a tu vecino; esto solo puede complicar y empeorar tu vida. Tu seguridad y tu bienestar dramáticamente“. Pues nada, a tragar carros y carretas, desde luego esto sí es hablar claro y no, lo que han hecho otros en sede parlamentaria, aquí está negro sobre blanco, los fines justifican los medios, por muy despreciables que puedan ser los mismos. 

Afortunadamente, parece que todos no piensan igual, así en la Eurocámara, el propio Grupo de los Socialistas y Demócratas condenó las actuaciones del reino alauita sobre la situación de varios periodistas encarcelados. El PSOE rompió la disciplina de voto de su grupo sumándose a los eurodiputados de la extrema derecha de Le Pen, vaya compañero de viaje.

Quizás, algo tenga que ver con la próxima reunión del Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y Mohamed VI en una cumbre considerada de alto voltaje y mucho que negociar, aunque el peaje que se está pagando es tan elevado que puede que la política exterior de España esté en contra de su propio parlamento.

Sin saber muy bien porqué, una buena mañana nos levantamos, siendo socios preferenciales de Marruecos, que les concedemos todo lo que piden y dos huevos duros. Nuestros lazos históricos con el pueblo Saharaui lo vendemos, por un plato de cuscús, por una supuesta seguridad, que tampoco se acaba de entender y a saber en qué consiste, más parece “pan para hoy y hambre para mañana”. 

Hablando de hambre, los graves problemas de España en su política exterior, están en su debilidad geopolítica, siendo frontera europea con África. A lo que no se le pueden poner, infinitamente, puertas es al hambre.  Quienes no tienen nada que perder son un peligro, para los que ven la realidad a través del plasma.

No hace mucho salía una encuesta sobre el porcentaje de la población española que estaba dispuesta a defender su país en una guerra, mejor no poner el dato, que nos pueden invadir hasta los andorranos. Mientras que a la misma pregunta en Marruecos se daban cifras superiores al 90 por ciento de la población.

Nuestra mayor debilidad en la política exterior la conoce todo el mundo, Ceuta, Melilla e incluso Las Islas Canarias son lugares, sin duda, situados geográficamente en África, y en la época actual para algunos estos enclaves pueden ser un anacronismo. Todo es discutible y esto más, lo del anacronismo, lo de la ubicación es un dato objetivo.

Así, María Antonia Trujillo, exministra de Vivienda en el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, insiste en la necesidad de que España reconsidere su posición sobre Ceuta y Melilla. “Si España cambia su posición tradicional sobre el Sáhara marroquí, ¿por qué no puede cambiar su posición sobre Ceuta, Melilla y las Islas Chafarinas?”.

Si la política es un juego de intereses, la política internacional es lo más descarado que puede existir en ese sentido. Si alguien nos dice que con el Gobierno formado por el PSOE y Podemos, se iban a tragar tantos sapos de nuestro vecino marroquí, le decimos que estaba loco.

Hay situaciones que éticamente son imperdonables, abandonar a los que se ha llevado su bandera por todos los mítines desde hace más de 40 años, eso no es tragar sapos, eso es rendirse con todas las armas del estado de derecho y contra la opinión de tu parlamento y del pueblo que representas; sobre ello nunca preguntará el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) de Tezanos.