La sensación política de caerse del caballo

¿El pueblo elige y los partidos políticos deciden? En ocasiones, la aplicación de un símil sirve para describir una situación de forma distendida, la cual, no obstante, se podría envenenar a corto plazo.

La anterior, viene a ser una expresión coloquial cuando cualquier personaje, bien de la política, o del sector empresarial ha puesto empeño en obtener un resultado y, sin embargo, en los fines perseguidos, experimenta lo contrario.

El titular de esta columna pretende recordar con estos pensamientos, aquella juventud lejana de ir cabalgando, caernos o tirarnos el caballo, asegurándoles que la cara que se le quedaba a uno es todo un poema mezcla de estupefacción y sorpresa.

Tendido en el suelo con los ojos fijos en el cielo durante largos segundos, preguntándote a ti mismo ¿Qué ha pasado aquí?, no exento a tu alrededor de rasgos serios y preocupación entre algunos miembros, si cabalgabas en grupo.

Tal apariencia ha ocurrido con el PP posiblemente en estos momentos sumidos en el desengaño o en la decepción de no ver colmados sus completos deseos ante el vasto intento desplegado.

Pero no se crean que la situación negociadora del oponente tampoco resulta fácil ante el diverso panorama que le espera de intereses contrarios al país, y, donde el papel de SUMAR y sus allegados no será, tan imprescindible como se esperaba, pudiéndose considerar más una inversión de futuro, que solución de presente.

Por otro lado, al menos como estrategia a emplear, y según nos cuentan, sus protagonistas, se encuentran exponiendo negociaciones algebraicas entre ellos (a favor y en contra), que deberán resolver dentro del marco de dilemas al uso, bajo el axioma “de que lo óptimo es enemigo de lo bueno” para sí mismos, so pena de correr el riesgo de retroceder en sus propias circunscripciones como ya comenzó a suceder.

Cada vez se escuchan más expresiones en dichas Circunscripciones, de no sentirse representados por ese tipo de política, y a los recientes resultados nos referimos.

Resumiendo, para finalizar, vayámonos preparando en las próximas semanas para los acontecimientos de rigor, incluyendo propuestas consideradas a priori inverosímiles, asumiendo, que entre lo que negocian las parte y transmiten al electorado, existen algunos abismos de diferente tamaño.

Respecto al descalabro de Vox, el mismo debería abandonar algunos principios de antaño, que algunos de sus dirigentes aún continúan esgrimiendo.

Ello, podría suponer una candidatura a su desaparición, y España necesita de más opciones políticas, pero sin anclajes al pasado.

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