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Las anchoas, los boquerones y el bonito de la conservera Pujadó-Solano estarán presentes en la Feria de Santoña

el director Comercial de Pujadó-Solano, Josep Zapata, muestra varias formatos de las conservas Pujadó-Solano. R.A.

La empresa está ubicada en Santoña desde hace más de 20 años y tiene como reconocimiento a sus conservas el premio Great Taste concedido en Inglaterra

En la unión de un catalán, Alfons Pujadó, y una santoñesa, Milagros Solano, en Barcelona, se encuentra el origen de la conservera que lleva sus apellidos y que como viene siendo habitual, desde hace seis años, estará presente en la Feria de la Anchoa y la Conserva de Cantabria que tendrá lugar en la Plaza de San Antonio, en Santoña, entre los días 29 de abril y 1 de mayo.

Una historia que comienza cuando Milagros Solano, en su juventud, se desplaza a la ciudad condal por motivos de trabajo y conoce a su marido. Ella trabajaba en un comercio, situado en el mercado existente junto a la Sagrada Familia, donde se vendía bacalao, olivas y conservas, entre otros productos.

Conocedora del proceso de limpieza y elaboración de la anchoa, unos conocimientos adquiridos cuando trabajó en Santoña junto a su madre, Anita Bustamante, y con una mentalidad emprendedora, el matrimonio se lanzó al sector de las conservas de anchoas en 1980.

Sus primeros pasos comenzaron con las anchoas en salazón  y de forma paralela se iniciaron en el trabajo artesanal de la anchoa en un formato llamativo: vasos de nocilla, perfectamente limpios, para su envasado y venta en el mercado.

De hecho, la empresa mantiene hoy en día este formato, con vasos comprados, como un recuerdo a los inicios. “No se pueden perder los orígenes, si lo hacemos nos arrancan una parte de nuestro corazón”, asegura el director Comercial de Pujadó-Solano, Josep Zapata.

La conservera Pujadó-Solano en plena costera de la anchoa. R:A.

La iniciativa empresarial funcionaba bien y el siguiente paso fue crecer. Por este motivo, se puso en marcha la fábrica en Barcelona, donde se trabajaba con pesca del Cantábrico, de la costera de primavera, con una curación de doce meses, con el fin de apostar por la calidad.

Es por ello, además, que la empresa cuenta con la certificación internacional MSC de pesca sostenible y cada envase de semiconserva contiene el nombre del trabajador que ha limpiado y elaborado la pesca con el fin de controlar la calidad del trabajo.

Aun así, la conservera se ha marcado como objetivo ir más allá. La siguiente iniciativa consistirá en poner un código QR en las etiquetas de las conservas con el fin de que los clientes conozcan el barco en el cual se compró la materia prima.

Y aquí no acaba todo. Con el fin de mejorar día a día, otra de las decisiones que se ha marcado la empresa es eliminar el plástico, incluso a la hora de precintar los embalajes en cartón, y su intención es decantarse por los materiales más reciclables, como es el caso del cristal.

La historia de Pujadó-Solano no finaliza en Cataluña. En su filosofía por consolidar la empresa y elaborar las conservas en la cuna de la anchoa, decidieron establecer su fábrica en Santoña. Así, desde hace 25 años, la empresa se encuentra ubicada en el polígono industrial de este municipio, en una nave de 2.000 metros cuadrados en planta y 1.000 más en la primera planta, un traslado que ha supuesto la creación de 39 puestos de trabajo de media al año.

Al mismo tiempo, se incorporó el boquerón en vinagre a su oferta y entre los años 2004-2005, debido a la veda que sufrió el sector como consecuencia de la falta de pesca en los caladeros, la empresa se lanzó a las conservas de bonito con el fin de mantener los puestos de trabajo.

Vaso de nocilla

Precisamente, los visitantes a la Feria podrán adquirir estos tres tipos de conservas en formatos frasco, octavillo, lata, tarrina de plástico termoselladas y evidentemente, no puede faltar el vaso de nocilla.

No es la única feria a la que acude Pujadó-Solano a lo largo del año, dado que Alimentaria, en Barcelona, y Gourmet, en Madrid, también están en su agenda, un complemento a su venta online y a su propia tienda, ubicada junto a la fábrica, hasta el punto que sus productos tienen presencia en 15 países, entre ellos Canadá, Estados Unidos, y diversos europeos, entre otros.

“Principalmente nuestros clientes son la hostelería de un nivel medio-alto, tanto para incluir en la carta como para picoteo, y las tiendas especializadas”, explica su director Comercial, un barcelonés de 52 años quien considera que fruto del trabajo realizado durante estos años, Pujadó-Solano ha conseguido la distinción Great Taste, en Inglaterra, una acreditación concedida durante la celebración de una Feria por un jurado, formado por chef de reconocido prestigio.

Y con la mirada y la mente puesta en el futuro del sector, Pujadó-Solano ve con buenos ojos la implantación del Índice Geográfico Protegido con el fin de que el cliente final conozca que la pesca es capturada en el Mar Cantábrico y elaborada en el norte de España. Es por ello, que la empresa es vocal en la Comisión que defiende la puesta en marcha de este certificado de denominación de la anchoa.

“Si eres transparente ante el cliente, saben lo que compran. Hay que ser legal y honesto con el cliente. Lo hago bien y te lo cuento y así el cliente está tranquilo y tiene confianza”, comenta Josep Zapata.

Respecto a los beneficios que conlleva, la organización de una Feria en Santoña, Josep Zapata considera que sirve para poner al municipio en el mapa y ayuda a la repercusión que tiene el pueblo como cuna de la anchoa.

Inmersos en el mes de abril en la costera de la anchoa, Josep Zapata recuerda que el año pasado trabajaron bien, con un tamaño aceptable de pesca, aunque se pagó un poco más caro, y en estos días atrás, asegura que las sensaciones son buenas, aunque acaban de empezar.