CRÍTICA

Vivaldi a ritmo de break dance en el FIS

Un momento del espectáculo.

El Palacio de Festivales acogió el espectáculo de danza y break dance de Le Concert de la Loge

FICHA:

-Festival Internacional de Santander. Danza: Le Concert de la Loge. Compagnie Käfig. 'Las cuatro estaciones bailadas'. Dirección musical y violín: Julien Chauvin. Coreografía: Mourad Merzouki. Palacio de Festivales, Sala Argenta. Miércoles, día 6 de agosto de 2025.  

Se esperaba con entusiasmo y mucho interés el regreso al Festival Internacional de Santander (FIS) de la Compagnie Käfig después del enorme éxito del pasado año con su Folia. Así se tradujo con una abarrotada Sala Argenta del Palacio de Festivales y mucho público joven, deseosos de observar las evoluciones en break dance de la compañía francesa. En esta ocasión su espectáculo se basa en poner en danza urbana a la música de Vivaldi, para lo cual se juntó con la prestigiosa Le Concert de la Loge, interactuando música y danza

El coreógrafo Mourad Merzouki es un especialista en crear emociones con proyectos novedosos. Así, en esta creación, a la que ha bautizado como ‘Las cuatro estaciones bailadas’, asume el riesgo de fusionar la música del siglo XVIII de Vivaldi con los movimientos urbanos del s. XXI, en su versión de break dance. La idea es interesante por novedosa, aunque puede resultar repetitivo este tipo de danza durante más de 70 minutos al compás de las melodías vivaldianas.

Actuación de break dance.

Se parte de la base que los siete bailarines de la Compagnie Käfig son espléndidos, dominan la danza urbana en todos sus contrastes (estaría encantado de participar en ello Jacub Józef Orlynski), hacen un trabajo artístico increíble, agotador. Con ligeras pausas, interactúan con los músicos, estando siempre presentes en la escena.

Entre el tremendo esfuerzo físico desarrollado y el calor que irradia el escenario de la Sala Argenta (dicen que no hay dinero para su climatización, pero sí para gastar un millón de euros en una terraza frente a la bahía santanderina), las camisas del vestuario urbano mostraban el sudor con marcas en las espaldas más que evidentes.

Junto a ellos, estaba el conjunto francés Le Concert de la Loge, prestigiosos especialistas en tocar el repertorio barroco con instrumentos de época. Al frente de los 17 músicos y dirigiendo cada escena, estaba el violinista Julien Chauvin, siempre de pie tocando su violín barroco y mezclándose con bailarines y músicos. A ‘Las cuatro estaciones’ de Vivaldi se añadieron al programa varias de sus sinfonías y sonatas, incluyendo ‘L ’Olimpiade’. Buen sonido general, destacando el violonchelo de Jérôme Huille o la tiorba de Leo Brunet.

El calor escénico también hizo mella en el violín de Chauvin, que le produjo varios momentos de desajustes y pasajes desafinados. Los violines barrocos son muy sensibles a los cambios de temperatura porque sus cuerdas tienden a destensarse. Los continuos movimientos de Julien Chauvin, tocando y casi moviéndose al ritmo de los bailarines, tampoco ayudó a su estabilidad sonora.

El espectáculo funciona, tanto en los momentos más lentos como en los de más energía, como fue el final del ‘Verano’, claro ejemplo de compenetración y esfuerzo dancístico. El problema es que el break dance tiene pocas variantes visuales, y cuando llevas media hora viéndolos, el efecto sorpresa desaparece, a pesar del alarde técnico y artístico de los bailarines. Ellos lo saben y por eso el espectáculo no dura más de 70 minutos, además de los saludos finales con más saltos y brincos.

El público reaccionó entusiasmado con vítores y aplausos ante un espectáculo que atrajo la atención de gente no habitual en el FIS (al igual que ocurrió con Rodrigo Cuevas), lo cual siempre es bueno de cara a un futuro próximo.