CRÍTICA

“La isla del aire”, una modesta despedida para la gran Núria Espert

Un momento de La isla del aire. Ángel Camarero

El Palacio de Festivales de Cantabria acogió la obra de Alejandro Palomas, bajo la dirección de Mario Gas

FICHA:

-Teatro: 'La isla del aire', de Alejandro Palomas.

-Dirección: Mario Gas.

-Intérpretes: Núria Espert, Vicky Peña, Miranda Gas, Candela Serrat y Teresa Vallicrosa.

-Palacio de Festivales de Cantabria, Sala Argenta. Viernes, 9 de junio de 2023.  

-Calificación (sobre 5): *** (por el reparto)

A veces un buen reparto no es suficiente para salvar una obra, aunque ese reparto lo encabece una grande de la escena como es Núria Espert, que a sus 88 años, los cumple este lunes día 11, sigue dando lecciones de cómo se debe interpretar a un personaje. Y la Espert ha elegido para su retirada de los escenarios un estreno absoluto del autor barcelonés Alejandro Palomas, con su novela 'La isla del aire', publicada en 2005 y que ahora ha hecho su versión teatralizada.

Estrenada a finales de marzo en el teatro Romea de Barcelona, nos ha llegado ahora a Santander. Se ha elegido como director, nada menos, que a Mario Gas, encargado de dirigir a un elenco de cinco actrices estupendas. La historia está ya muy vista, traiciones familiares y dramas personales que irán saliendo entre la abuela Mencía, sus dos hijas, Lía y Flavia, y sus dos nietas, Bea e Inés. Es todo muy previsible y falta de un guión más sorpresivo.

El reparto hace lo que puede con una obra no muy madura con la historia de cinco mujeres de tres generaciones de una misma familia. Todas maltratadas por los hombres y por la vida, abandonadas y engañadas. Y un drama añadido por la pérdida de Helena, la hija mayor de Lía. Se irán contando secretos espoleadas por la abuela e irán poniendo al descubierto sus heridas. Y todas tienen sus propios secretos.

Se trata de una pieza con momentos planos y otros con algo de humor destacados por las expresiones tan bien dichas de la Espert, una maestra en la forma de “decir”. Es un drama mayúsculo pero previsible, una historia únicamente expuesta, pero para nada vivida. Si no fuera porque en escena tenemos a dos grandes actrices como son Espert y Vicky Peña, la obra estaría ya en el olvido.

A pesar de ello, está Núria Espert que es capaz aún de arrancarnos una sonrisa y atraer todas las miradas mientras saca de quicio a su nieta (Miranda Gas). Por su parte , Candela Serrat y Teresa Vallicrosa están casi de forma nominal con algunos momentos nada más. Es un montaje a la medida de Espert, para que pueda lucirse un poco, todavía, rodeada de actrices a su altura.

La dirección de Mario Gas es casi inexistente, con muy pocos movimientos escénicos, Espert no está ya para muchos trotes, es todo demasiado novelesco y poco teatral.

Quizás podrían haber elegido otra cosa para la retirada de la escena de una de las más grandes actrices, directora y declamadora de poesía (¡ese Lorca recitado!) que hemos disfrutado a nivel nacional e internacional. Aun así, el público puesto en pie, sí le otorga el homenaje que se merece con calurosos aplausos al final de la representación.

Y también ha llegado a su final la actual temporada del Palacio de Festivales, con más sombras que luces. Vendrán futuros proyectos diseñados por los nuevos programadores que se elijan por el nuevo Gobierno entrante en Cantabria. Veremos.