Andris Nelson y la Orquesta Gewandhaus de Leipzig cierran la edición del FIS con dos conciertos memorables
El Palacio de Festivales acogió una doble sesión con obras de Arvo Pärt, Antonin Dvorák y Jean Sibelius el primer día y de Félix Mendelssohn y Johannes Brams
FICHA:
-Festival Internacional de Santander. Palacio de Festivales, Sala Argenta:
-Sábado, día 30 de agosto de 2025: Leipzig Gewandhaus Orchestra. Isabelle Faust, violin. Obras de Arvo Pärt, Antonin Dvorák y Jean Sibelius. Director: Andris Nelsons.
-Domingo, día 31 de agosto de 2015: Leipzig Gewandhaus Orchestra. Julia Kleiter, soprano. Christian Gerhaher, barítono. Orfeón Donostiarra. Obras de Félix Mendelssohn y Johannes Brams. Director: Andris Nelsons.
Ha sido todo un acierto, y un logro, conseguir que la Gewandhausorchester Leipzig, una de las orquestas europeas de referencia, con su director titular, el letón Andris Nelson, haya sido la encargada de clausurar la 74 edición del Festival Internacional de Santander (FIS), con dos conciertos del máximo nivel en su presentación en Santander.
Ya en su primera cita, el sábado día 30, dejó patente su carta de presentación con un programa nada convencional. Interesante fue el homenaje al compositor estonio Arvo Pärt con su ‘Cantus in memoriam Benjamin Britten’, una obra breve, de tono espiritual, donde el tañir de la campana acompañada de la sección de cuerdas, nos puso en antecedente de lo que vendría después. Nada menos que el ‘Concierto para violín, op. 53’ de Dvorák y contando con la gran Isabelle Faust como solista, que sustituía a la inicialmente prevista Hilary Hahm.
La violinista alemana mostró desde el principio su calidad interpretativa, aunque el inicio del primer movimiento sonó algo frío, pero enseguida recuperó la esencia en el lirismo del segundo y el carácter y la fuerza del tercero ‘Finale’. La musicalidad que impregna a su violín, el rubato y los contrastes sonoros, unidos a la atenta dirección de Nelson, consiguieron una versión brillante y de altos vuelos. Ante la respuesta del público, Isabelle Faust nos regaló un fragmento de ‘Ayres from the violin’ de Nicola Matteis.
Lo más destacado de la jornada del sábado, fue una espléndida versión de la ‘Sinfonía n° 2 op. 43’ de Jean Sibelius, con la poderosa sección de cuerdas de la orquesta de Leipzig, dejando constancia de un sonido abrumador de las cuerdas graves, envolvente, poderoso, de tonalidades oscuras, sobre todo en los contrastes del segundo movimiento. La energía desplegada en el vivacissimo estuvo perfectamente marcada por Nelson, hasta llegar al famoso Finalle lleno de fuerza y expresividad. Un final triunfal lleno de detalles y respondido con enormes aplausos y ovaciones por el público hacia una versión de referencia.
En su segunda cita santanderina, el domingo, día 31, la Gewandhaus de Leipzig nos deparó otro programa de enorme interés que consiguió abarrotar de público expectante la Sala Argenta del Palacio de Festivales. Andris Nelson volvió a situar a cellos y contrabajos a la izquierda, como había dispuesto el día anterior, dejando las dos arpas y la percusión a la derecha. El sonido oscuro y envolvente de la poderosa sección de cuerdas, espléndido el sonido de los graves, volvió a ser la nota destacada, junto al viento metal que sonó pleno y compacto, sin tapar ni oscurecer el sonido general.
Nelson quiso rendir homenaje a Félix Mendelssohn con una interesante versión de la ‘Sinfonía n° 5, “de la Reforma”. Desde el andante inicial dejó patente un lirismo y riqueza melódica que sería la nota predominante en toda la obra, con sonidos compactos y transparentes. Ese detalle se hizo más patente en los violines en la famosa secuencia ascendente del ‘Amén de Dresde’, que Wagner también usaría en su Parsifal. El admirable Finale fue el punto culminante con ese ambiente luterano que impregna toda la obra.
Y siguiendo con el nexo luterano, llegó una espiritual versión de ‘Ein Deutsches Requiem op. 45’, (Un requiem alemán), de Johannes Brams. Para la ocasión, se contó con unos solistas de excepción, la soprano Julia Kleiter y el barítono Christian Gerhaher, unidos a un renovado Orfeón Donostiarra, dirigidos por Esteban Urzelai. La compenetración del coro vasco con la orquesta sajona fue determinante en toda la obra, desde el pianísimo inicio, hasta los ascensos climáticos del segundo movimiento.
El Orfeón Donostiarra, mejor que en anteriores ocasiones, consiguió un sonido amplio, compacto, de total afinación, tal vez las sopranos primeras un poco estridentes en sus solos, pero de un protagonismo total en conjunción con la orquesta en estado de gracia. Su máxima expresividad fue el coro final, ‘Dichosos son los muertos que mueren en el Señor’, en pletórico volumen y densidad.
Las dos intervenciones del barítono Christian Gerhaher en las partes tercera y sexta, junto con el coro, fueron los momentos más destacados, uniendo su poderosa voz, de timbre nítido y fraseo exquisito con la orquesta, que se mantuvo en todo momento con un sonido prodigioso, desde las arpas y el viento metal, con los contrabajos y toda la cuerda que daba gloria oírlos. El barítono alemán alcanzó su máxima expresividad con la esperanza en la resurrección ‘Puesto que aquí no tenemos una morada permanente’.
La soprano Julia Kleiter, nos dio toda una lección de musicalidad, vocalización y fraseo lírico puro, en su intervención de la quinta parte, el momento más bello de la obra, ‘Ahora estáis tristes’ según los versículos del Evangelio de San Juan. Absolutamente evocador.
El ambiente conseguido por Andris Nelson, de momentos de puro recogimiento, envolvió al público que tardó varios segundos en reaccionar ante un final etéreo, lleno de espiritualidad. Los merecidos aplausos y ovaciones al Orfeón Donostiarra, a los dos solistas y a la Gewandhaus de Leipzig, fueron la mejor respuesta a una interpretación que quedará para el recuerdo.
Una brillante sesión de clausura de la actual edición del FIS, que ha alcanzado un destacado nivel artístico y que aún no ha tocado techo, a la espera de la 75 edición del próximo año donde las sorpresas pueden ser muy agradables.